La Laguna, 19 de septiembre de 2015
Mi
querido amigo Antonio:
Sabes muy bien que, a veces, la vida nos da
golpes y no sabemos por qué. Nos preguntamos a solas, en el silencio de la
madrugada o al caer la tarde, por qué hay días que se antojan grises, aunque el
sol brille en todo su universo, por qué sentimos la niebla, aunque el paisaje
esté nítido. Y nuestras preguntas quedan en el aire, sin una respuesta que nos
calme y nos preste el sosiego que esperamos. Pero tú estás ahí, hoy, para
recibir un merecido Reconocimiento de Honor y, de pronto, te das cuenta de que
las respuestas se manifiestan, de que tu persona, tu buen hacer, te ha dado una
hermosa respuesta, que sólo reciben las personas como tú.
Quisiera estar hoy ahí, junto a Paquita,
celebrando tu gran día, pero ya sabes que el mar es muy profundo y tengo tanto
mar hasta llegar a tu tierra… Por eso, te he dedicado esta carta, estas
palabras de amiga para que sepas que, aún en la distancia, mi presencia es
cercana y sincera y que celebro ese momento en que sabes cuánto te queremos y
admiramos.
Hace apenas unos días, Valdepeñas sólo era
para mí el nombre de un lugar que abrigaba Ciudad Real, un lugar sin ninguna
referencia que me atara a la amistad y a la belleza de ese lugar. Pero quiso la
vida que la presentación de “Luciérnagas del alma”, me llevara hasta allí, sin
saber bien por qué sentí la imperiosa necesidad de asistir a ese Acto, tan
lejano de mi isla, aunque el alma me decía que ese día, mi sitio estaba en
Valdepeñas. Y doy gracias al cielo por indicarme ese camino, porque a mi vuelta
a casa, me he traído en el equipaje de
mi corazón la experiencia de haberte conocido, al igual que a Paquita, esa
maravillosa mujer compañera de tus días.
La amistad no conoce el tiempo, Antonio. No
es más fuerte si es avalada por los años. La amistad puede surgir en un
instante, es sentir que, sin saberlo, nos conocíamos desde siempre. Es ese
maravilloso milagro de sentir que ya estás menos sola, que el mar se hace menos
inmenso. Y doy gracias a la vida por ello.
Hace sólo unos días, dejaste en mis manos
“Un camino a poniente”. Más tarde, otros versos y otra música. Y quisiera
decirte que el camino al poniente se hace más llevadero cuando sabes que no
estás solo, porque no estás solo, Antonio. Tu persona, tu saber estar, tus
versos desperdigados por el alma de tus lectores, hacen que siempre estés con
nosotros.
Muchas felicidades por este Reconocimiento y
como rezan tus versos:
Una día cualquiera llega la mañana
con su beso de sol. Llama atu vida,
te acaricia la frente y te convida
a beber el `paisaje.
con su beso de sol. Llama atu vida,
te acaricia la frente y te convida
a beber el `paisaje.
(...)
Que
siempre te acompañen estos versos.
Recibe
el abrazo de tu amiga
Cecilia Álvarez -Poeta-