martes, 10 de noviembre de 2015

CARTA A ANTONIO RUIZ LÓPEZ DE LERMA



La Laguna, 19 de septiembre de 2015


Mi querido amigo Antonio:

    Sabes muy bien que, a veces, la vida nos da golpes y no sabemos por qué. Nos preguntamos a solas, en el silencio de la madrugada o al caer la tarde, por qué hay días que se antojan grises, aunque el sol brille en todo su universo, por qué sentimos la niebla, aunque el paisaje esté nítido. Y nuestras preguntas quedan en el aire, sin una respuesta que nos calme y nos preste el sosiego que esperamos. Pero tú estás ahí, hoy, para recibir un merecido Reconocimiento de Honor y, de pronto, te das cuenta de que las respuestas se manifiestan, de que tu persona, tu buen hacer, te ha dado una hermosa respuesta, que sólo reciben las personas como tú.

   Quisiera estar hoy ahí, junto a Paquita, celebrando tu gran día, pero ya sabes que el mar es muy profundo y tengo tanto mar hasta llegar a tu tierra… Por eso, te he dedicado esta carta, estas palabras de amiga para que sepas que, aún en la distancia, mi presencia es cercana y sincera y que celebro ese momento en que sabes cuánto te queremos y admiramos.

   Hace apenas unos días, Valdepeñas sólo era para mí el nombre de un lugar que abrigaba Ciudad Real, un lugar sin ninguna referencia que me atara a la amistad y a la belleza de ese lugar. Pero quiso la vida que la presentación de “Luciérnagas del alma”, me llevara hasta allí, sin saber bien por qué sentí la imperiosa necesidad de asistir a ese Acto, tan lejano de mi isla, aunque el alma me decía que ese día, mi sitio estaba en Valdepeñas. Y doy gracias al cielo por indicarme ese camino, porque a mi vuelta a casa, me he traído en el  equipaje de mi corazón la experiencia de haberte conocido, al igual que a Paquita, esa maravillosa mujer compañera de tus días.

   La amistad no conoce el tiempo, Antonio. No es más fuerte si es avalada por los años. La amistad puede surgir en un instante, es sentir que, sin saberlo, nos conocíamos desde siempre. Es ese maravilloso milagro de sentir que ya estás menos sola, que el mar se hace menos inmenso. Y doy gracias a la vida por ello.

   Hace sólo unos días, dejaste en mis manos “Un camino a poniente”. Más tarde, otros versos y otra música. Y quisiera decirte que el camino al poniente se hace más llevadero cuando sabes que no estás solo, porque no estás solo, Antonio. Tu persona, tu saber estar, tus versos desperdigados por el alma de tus lectores, hacen que siempre estés con nosotros.

   Muchas felicidades por este Reconocimiento y como rezan tus versos:

                            Una día cualquiera llega la mañana 
                            con su beso de sol. Llama atu vida, 
                            te acaricia la frente y te convida 
                            a beber el `paisaje.
                      (...)
                          
Que siempre te acompañen estos versos.

Recibe el abrazo de tu amiga

Cecilia Álvarez  -Poeta-

  

  

 

domingo, 31 de mayo de 2015



El pasado 16 de Mayo, en la sede de AFAD (Salida Carretera Moral s/n) tuvieron la lectura de poemas de la antología "Apuntes junto al mar de la memoria" del...
valderec.es

viernes, 29 de agosto de 2014

CONCESIÓN DE GALARDÓN


El premio Embajador Empresarial que otorga Feceval en el Acto Institucional de las Fiestas del Vino este año ha recaído en el poeta valdepeñero Antonio Ruiz López de Lerma. Un reconocimiento que el poeta acoge con mucho cariño.

 https://www.facebook.com/pages/Televaldepe%C3%B1as/205812466235710?fref=ts 

 La entrega del galardón tuvo lugar el día 5 de septiembre en el ACTO INSTITUCIONAL de las FIESTAS DEL VINO de Valdepeñas.

Palabras del Poeta en el Acto:



Debo, en primer lugar, agradecer a la Federación de Empresarios de Valdepeñas el honor que me hacen con esta distinción y la ocasión que me dan para dirigirme a mis conciudadanos y agradecerles el cariño con que me acogen cada vez que les doy a conocer mi quehacer literario. Gracias por acudir a mis citas, cada vez que os convoco para haceros partícipes  de lo último que he escrito; gracias por vuestro afecto y vuestro apoyo.
Acepto de corazón el nombramiento sin cuestionar si soy o no merecedor de él, no voy a utilizar el tópico de “inmerecido”, usual  en estas ocasiones. Quienes me escucháis tenéis la última palabra. Lo acepto como un regalo que me hacéis, producto del afecto   -no en vano media en vuestra decisión la frase “por unanimidad”, que no por la voluntad o imposición de una persona, obviando el sentir de la mayoría-    y por el que os doy las gracias.
Queridos empresarios:
Debo manifestaros que este título con el que hoy me honráis, no me resulta extraño; siempre me he sentido un poco embajador de esta Ciudad que es la mía, he cantado su nombre y encumbrado su recuerdo a cuantos lugares me fue llevando mi quehacer de poeta; he hablado de ella, no sólo a lo largo de las tierras de España donde dejé el leve eco de mis versos, sino también en lugares de Europa y aún de América del Sur.   Supieron las Madres de Mayo, en su sede de la calle Irigoyen de Buenos Aires, del lugar de mi origen, con ocasión de la lectura de “Plaza de Mayo”, que Eve de Bonafini me invitó a hacer allá y en la que les hice entrega del manuscrito original.
Como lo supieron en Quito, donde se publicó mi último poemario y donde he leído mis versos en varias ocasiones, en cada una de las cuales deje a modo de tarjeta de presentación este poema:
 “…Nací en un mar de tierra enamorada
 bajo un hueco de sol. Allí mis señas
quedaron en la piedra, y de la altura
de este primer solar tomé la azada
para labrar mi verso, Valdepeñas.”
El desaparecido poeta Pedro Valdecantos, -Delegado del Gobierno en Ciudad Real al principio de los años ochenta-   que puso prólogo a mi libro “Paisaje en gris, escribía en él:
“…Y el poeta ha sacado su silla de anea, para recostarla en el muro blanco que es Valdepeñas. Ahí está su mundo su paisaje, su cadencia. Aún un punto más de acercamiento en su barrio de “El Lucero”, paseado por el retén de sus sueños… “lugar ajeno al tiempo” … Su libro “Paisaje en gris” se abre con un conjunto de tres poemas, bajo el epígrafe “Palabras por la tierra del cariño”, como si tuviera prisa por dejar las cosas en su sitio. Para no perderse, porque no quiere hacerlo, deposita la perspectiva en el sugerente rincón valdepeñero…”
Llevaba toda la razón… Aquí está mi mundo, mi paisaje, mi cadencia y, aún un punto más en ese barrio donde invertí, como docente, muchos años de mi vida y al que llegué a amar profundamente. Los versos que escribí hace tres décadas y leo a continuación darán fe de lo que afirmo:
Mi barrio es como plata cincelada,
Que me acoge el camino cada día;
como una mies nevada. Y se diría
que el firmamento, en él, clavó su azada.
Son cósmicos sus nombres; grada a grada
me llevan al azul. El mediodía
lo barniza de lumbre.
                                     Todavía
El pueblo vive en él. Más apartada,
Se extiende una colmena pretenciosa,
que ha querido volar sobre el pasado
y juega a gran ciudad. Pero “El Lucero”
conjuga aquí la calma misteriosa
del hombre sin reloj, como sagrado
lugar ajeno al tiempo venidero.

Dicen que los valdepeñeros llevamos “las Aguzaderas” metidas en la cabeza; no iba yo a ser una excepción, esos dos cerros que celan al norte la entrada a Valdepeñas, proyectan de forma permanente su amorosa sombra en mi recuerdo y en los endecasílabos de mi vida:
   Tu paso va en mi verso cotidiano,
tu poso en el vasar de mi querencia,
tu peso en el lagar de mi demencia,
tu llano en el azul de mi majano.

Tu horizonte me sella el altozano
de las altas esperas. La paciencia
de Dios en los caminos de tu ausencia
me sabe a eternidad. Solar temprano

que sabe de miradas a la altura,
de detenida lluvia y sufrimiento,
de pan ganado a golpe de sudores,

mi corazón recita tu hermosura,
mitad de copla ronca  -gris lamento-
y otra mitad de luz de labradores.

Vuestro galardón, que recibo con orgullo, me certifica la etérea labor de promoción que me satisface haber llevado a cabo, en compañía de mi compañera de vida, a lo largo de los años, en los diversos lugares donde llevé el zurrón de mi poesía. Y, con ella, el quehacer de pregonar con orgullo el producto unido de forma permanente a esta Tierra: el vino. Vino, compañero de “samborces”, de festejos; vino que pone alas a la palabra y magia al pensamiento, compañero de coplas…  Donde quiera que fuimos,  nunca olvidamos la costumbre, adquirida hace años, de poner, cuidadosamente protegida en la maleta, viajeros del verso hacia cualquier lugar, una botella de nuestro vino… Nos complacía, como nos sigue complaciendo, ver que aquellos con quienes lo compartimos, tras admirar su color de rubí a través del cristal de una copa, ponderaban la calidad de ese vino que toma el nombre de este lugar y lo hace eterno - Valdepeñas no podría concebirse sin su vino-   y que saboreaban por vez primera

Siempre suelo pedir, donde soy requerido, que finalizada mi labor de “juglar”, se comparta una copa de vino de Valdepeñas. El C.R.D.O. Valdepeñas os puede dar fe de lo que afirmo. Y así lo seguiré haciendo, podéis creerlo.

Permitid que, para terminar, os cuente una anécdota: En una de aquellas ocasiones, que antes os relataba, mi anfitrión, aspirando  el aroma de la copa, me preguntaba reiteradamente “¿A qué huele este vino…?. Insistía tanto que tomé una servilleta de papel y escribí estos versos que podéis leer en el Museo del Vino de nuestra Ciudad y que, más tarde, se convirtieron en canción pasando a formar parte de mi C.D. “Balada de Septiembre”:

     ¿ A QUÉ HUELE ESTE VINO … ?  
                                  
   Huele a amistad y a tiempo de ilusiones,
a sueño y a paisaje, a algarabía.
Huele a recuerdo, a luz; huele a canciones
de juventud perdida y armonía.

Huele a paz compartida, a campo, a cielo.
Huele a solar manchego y a ribera.
Huele a jornal, a senda, a tenue velo
de tul ilusionado. Huele a espera.

Huele a pasado añil entre membrillos;
a colcha de algodón. Huele a camino.
Huele a pueblo, a laguna, a amanecida,

a trigos que se mecen amarillos,
a copla y a guitarra; al ambarino
collar de alguna novia. Huele a vida.

Y termino. Con este nombramiento me habéis dado algo muy importante, la seguridad del afecto de este Pueblo. Podéis estar seguros de que me sentiré orgulloso de llevarlo…
Disfrutad, queridos paisanos y visitantes, de la fiesta; disfrutad de la amistad, disfrutad del placer de una copa de vino en compañía y que el Cielo, por mediación de nuestra bendita Patrona, la Virgen de Consolación, os derrame su Luz en el camino.

La grabación del momento de esta intervención se puede ver en mi página de facebook y en:
  http://youtu.be/Gea9zGDKqv4

viernes, 3 de enero de 2014

PRESENTACIÓN DE "APUNTES JUNTO AL MAR DE LA MEMORIA" EN VALDEPEÑAS

                              
 
                                             PRESENTACIÓN DE ANA ROSA SANTOS



Señoras, señores;  estimados amigos.
Agradezco antes de todo a Antonio Ruiz López de Lerma, la deferencia que  ha tenido conmigo, al pedirme que  presente este nuevo  libro de poemas, “Apuntes junto al mar de la memoria” que con tanto mimo y cariño ha escrito.
Puedo decir, que  conozco a Antonio desde siempre: de oídas,  por valdepeñero, creo que casi todos nos conocemos;  pero fue, a través de tu mujer, Paquita, mi verdadera amiga la que nos puso en contacto.
Años después, compartimos por un tiempo Instituto. Fuiste profesor de matemáticas y para mi, que soy de letras, me impresiona y no me cabe en la cabeza, que una persona cuadriculada pudiera darse a la escritura y sobre todo a la poesía—quizás por eso de la métrica—que es un género harto difícil y que requiere una sensibilidad y sentimentalidad profundas.
El libro que presento hoy, APUNTES JUNTO AL MAR DE LA MEMORIA, es una antología que recoge poemas escritos en sus diferentes libros publicados con anterioridad, además, de unos cuantos inéditos al final.
No puedo escoger por Uds. y decirles cual de los poemas es el mejor o el mas bello, el que mas me ha llenado o el que mejor recuerdo, porque eso, es muy subjetivo y la poesía no se lee como una novela, que traza un camino, tiene un principio, un desarrollo y un final, sino que tiene la ventaja que uno puede abrir el libro y escoger según el momento y el estado de ánimo que se tenga. Es una invitación al recogimiento y a la meditación.
Aquí encontramos poemas que hablan de personas que sufren, que luchan por vivir, por la injusticia, como cuando dice ……….. “los ecos desmadejan por la plaza el quejido de la naturaleza herida” , refiriéndose a las Madres de la Plaza de Mayo, en Argentina Pero lo que siempre reivindica es la libertad y la vida e incluso se atreve a enseñarnos  la manera de cumplir con nuestros objetivos para alcanzar ser un hombre o mujer plenos, como hace en sus poemas  “Oración por los chicos que hoy tengo a mi cuidado”  y  “ellos eran ……como gotas de rocío, leves margaritas…. Hasta que aquellas tres violetas marchitaban sintiéndose crecer.
Comparto plenamente la definición que Blanca hace de su padre, que es un poeta comprometido y un humanista. Antonio fusiona en este libro lo íntimo,
la vida cotidiana, la familiar y los amigos, la gente aunque como apunta Neruda “ No tuve tiempo para todos” y por otra parte, la defensa de los más débiles y de aquellos que desaparecieron dejando en él una huella .
Aunque he dicho que no puedo escoger por uds, hay un poema que quiero destacar porque entre los muchos que hablan de su familia, éste en particular se refiere a su mujer y compañera, Paquita, se titula “Es casi madrugada” y el autor retrocede en el tiempo, mucho tiempo atrás cuando él, enamorado, la esperaba que saliera de Radio Juventud de Valdepeñas, donde trabajaba. Lo destaco porque a mí también me traen recuerdos de juventud, cuando el Instituto Bernardo de Balbuena compartía edificio con la radio y siendo chavales, soñábamos con encontrar nuestro camino y nuestro amor.
Y ¿como entiendo yo la escritura de Antonio? Pues de la siguiente manera: Escribir, es para Antonio, escuchar, observar, husmear, convertirse en ventana o en lámpara. Agudizar la mirada, el olfato y hacer un vacío dentro de si mismo para que la vida penetre y deje su sedimento.
El se convierte en risas y lágrimas, en esperanza, en impaciencia. Cuando escribe abre completamente los brazos y se entrega a la vida. Atraviesa los mares y las montañas a la caza del detalle y sobre todo, escucha.
En definitiva, nutre su poesía de detalles, colores, reflexiones, ternura, dulzura y frescos céfiros.
Y como ya le expresé a el personalmente, lo vuelvo a repetir hoy aquí:  Entre tus poemas, Antonio, laten amores, aficiones, amistades, a la vez que soledades que en el lector dejan una profunda huella, porque en tus versos nos estas indicando que siempre se está a tiempo de comprender, perdonar, luchar, sentir, agradecer y sobre todo, amar.
Y nosotros,lectores, ¿Que esperamos encontrar cuando leemos,? Yo por lo menos  creo que queremos soñar, porque si no tenemos sueños, no somos más que pobres humanos con brazos sin fuerza, piernas que no saben a donde van, una boca que traga y ojos vacíos.
El sueño a través de la lectura y  sobre todo de la poesía, es lo que nos acerca a Dios, a las estrellas, lo que nos hace más grandes, más hermosos, únicos en el mundo.
Una persona sin sueños me parece un ser inútil y pequeño. Me apena ver a personas que solo piensan en la realidad de lo cotidiano. Para mí las almas respiran en el sueño. La grandeza del hombre se cuela en el sueño, y como ejemplo tenemos a Antonio. Y porque hay que vivir para despertar, volver, llorar, soñar, hablar sin palabras, amar, dejar de amar y ser amado, entregarte, acariciar y sonreír ante la adversidad, dejar que la belleza te abrace y por encima de todo, confiar y enredarte en lo que quieres.
Y para terminar, les digo: no dejen de leer “Apuntes junto al mar de la memoria” y saborear sus versos porque a través de ellos, conocerán a Antonio Ruiz López de Lerma.
Antonio, vuelvo a darte las gracias por haberme confiado la presentación de tu  libro  ante este auditorio tan selecto.
Y como estamos en Navidad, les recuerdo que es un buen momento para adquirirlo, bien para hacer un regalo o mejor,para disfrutarlo nosotros mismos.
Agradezco a todos Uds, la atención que han tenido  al escucharme  y a continuación atendamos al verdadero protagonista de este acto, Antonio Ruiz López de Lerma.


La grabación completa del acto se puede ver en: http://youtu.be/xMG79lKUW2k   o  en
http://www.youtube.com/watch?v=cOw_Mywol3A&feature=c4-overview&list=UUKFMpveaUMaLaYBfHSCyUsw
 


sábado, 12 de enero de 2013

Apuntes junto al mar de la memoria

"Apuntes junto al mar de la memoria", que se acaba de publicar en Quito -Ecuador-, es una antología de versos, la segunda -la primera se publicó en Ceuta en 1.986- El libro contiene una selección de poemas de las obras PAISAJE EN GRIS,CON EL COLOR DEL MAR,UNA MONEDA DE SOMBRA PARA UN SUEÑO,C.D.BALADA DE SEPTIEMBRE,PLAZA DE MAYO,DOCE DE MAYO, UN CAMINO A PONIENTE y un grupo de poemas sueltos, inéditos la mayoría de ellos, entre los que figuran los que inserto a continuación: 



ATARDECER EN RIANXO
-Soneto en la terraza de un café-

Aquí se hizo el paisaje relicario
para guardar la paz junto a la ría.
Aquí escribió con signos de armonía,
vecina al mar, la brisa un calendario

de jornadas sin tiempo, un breviario
de luz y eternidad … Adorna el día
un encaje de sal y el sol que guía
la gaviota de un sueño libertario.

Se derrite septiembre en la terraza
de este café. La vida se deshoja
con aroma de tiempo marinero

y “saudades” de ayer, mientras desplaza
el beso de la tarde, paradoja,
hacia la mar la tierra del viajero.



UN MENDIGO, BAJO EL SOL DE MAYO,
TERRAZA DE UN CAFÉ, CATEDRAL AL FONDO-

Se pierde en la tristeza su mirada,
casi oculta en el gris de la visera
de una gorra mugrosa, compañera
de su atuendo de andrajos. Derrotada

tiende su mano un puente a la alejada
caridad. Lleva flores. Tal vez quiera
cubrir con dignidad de primavera
la anhelada limosna. Su ignorada

humanidad recorre la terraza
frente a la Catedral, como si fuera
un salpicar de sombra. Y de su ramo

acerca, con torpeza de la mano,
el cardo que compró mi compañera
-humilde transacción- junto a su taza.




UNA TARDE EN MADRID …
En memoria de Sagrario Torres

Madrid, tras el cristal de la ventana,
envuelto en lluvia. Noche prematura
apagando el susurro. La ternura
de la última caricia. Una lejana

postal sobre la colcha, casi nana
para acunarle el sueño a la aventura,
que no habría de emprender con la escritura
de un último soneto …La campana

de un oratorio, ahogada en amarillos
reflejos de hospital en su mirada,
nos dijo adiós, prendida ya al paisaje

detrás del mar. Vagando en los pasillos
anónimos, su vida, deshojada,
acercaba a la noche su viaje.




APUNTE EN LA MADRUGADA DE
UN VEINTICINCO DE DICIEMBRE
Bordó anoche el calendario,
sobre una almohada de luna,
la pequeñez de una cuna
llena de Amor …Y un rosario
de estrellas era notario
del desamor: un mendigo,
al amparo del abrigo
de un portal, lamía su pena,
ajeno a la Nochebuena,
con el vino por amigo.




ES CUATRO DE SEPTIEMBRE
Es cuatro de septiembre.
Un cementerio acoge
los restos de un humano masacrado.
Quizá él venció al olvido
oscuro de la tierra manejada
por el ácido hiriente que trajo el dictador …

Pero no está su voz en los azules
de la tarde chilena.
Pero no está la gente de Chile reclamando
su derecho a vivir
entre claveles.
Pero no están los niños,
hartos de leche, dando
su sonrisa a la lumbre del cono sur.

El hombre de las caras libertades,
del sueño de horizonte,
de la hermandad pesada,
se quedó, un día de plomo, sumergido
en una muerte anónima y violenta.
- Quizá una suerte,
irónico pasaje de los pueblos vendidos -
Sus paisanos
fueron pasto, con prisas,
de un uro torturante y maldecido
por el Dios qué tomó como pretexto,
para llenar de sangre
el mapa todo
de aquel Chile perdido y maniatado,
el odio secular.

Es cuatro de septiembre
y hoy Salvador Allende
viaja, en tierra, a los mármoles escritos,
pero su pueblo llora todavía ...
Llora,
bajo un ciprés largo y brillante
que regaron las lágrimas
y agita
su copa en el silencio de la tarde.
Esta tarde,
que aún recuerda
la herida abierta allá , en Viña del Mar …

Es cuatro de septiembre,
una fecha cualquiera
en el cristal sin vida de los televisores.

Cuatro de septiembre de 1990




LA LUMINARIA ROMPE…
La luminaria rompe el terciopelo
del tiempo detenido. Enfebrecida,
arde la piel, casi cristal, herida
en lluvia de alfileres. Alza el vuelo,

como gaviota que arañase el cielo,
el pensamiento en libertad. La vida
se perfuma de sándalo y anida
sedosa en nuestras sienes, como un velo

que pone beso a la caricia. Estalla
todo el fragor del mar en la cintura,
vertiéndonos su espuma en precipicio

y un campo de amapolas, donde calla
el susurro estival, se desfigura
herido por mil fuegos de artificio.




LUEGO SOMOS…
Luego somos etérea, algodonosa
almohada donde el mar se desvanece
más allá de la luz. La plata crece
en derredor su huella luminosa.

Nos derrotó el perfume de una rosa;
y el oro del verano, que se mece
curioso en el cristal, nos amanece
besándonos la piel. Llega amorosa,

otra vez más, la vida a la terraza,
como un pañuelo grande de colores
anudado al calor de la mañana.

La alborada del sur se nos abraza,
como una niña, al alba, entre rumores
lejanos de un sonido de campanas.




SE NOS ABRIÓ, ¿RECUERDAS…?
Se nos abrió, ¿recuerdas … ?, la mañana,
viajando a la ilusión en una noria
que el tiempo se olvidó bajo la historia
atrapado en un vals. Viena cercana

cincelada en la luz …; la porcelana
diminuta del Prater …; tu memoria,
poniéndole al lugar dedicatoria
con mirada de niña …; y la campana

de un mago de algodón en tu sonrisa,
me trajeron la luz de la acuarela
de nuestro amanecer al pensamiento,

al roce de los labios, con la brisa
avivando la llama de una vela
para alumbrar la magia del momento.




ES CASI MADRUGADA…
Es casi madrugada y retrocedo
a una tarde, en la radio, en el verano;
a aquel tiempo de plata, de la mano
de estas horas de luna, donde puedo

bordar de luz el pensamiento. Cedo
la palabra al recuerdo. Tan cercano
me llega tu perfume … Es tan temprano
en el reloj ahora, que hasta puedo

escucharte, la voz adolescente,
arropada en la música. Y presiento,
aromado otra vez de primavera,

que ha de bordar tu mano compañera
mi lienzo de vivir, hasta que el viento
nos devuelva a la mar eternamente.




Y YA DE MAR…
Y, ya de mar … Me asalta el pensamiento,
¿ tendré el aroma fresco de tu seda
pajareando, cercano, la vereda
desconocida, donde lleve el viento

de Dios mi caminar …?.¿ Tendrá el momento
tu luz de amanecer …?. La noche rueda
en su mágica senda. El alma queda
perdida en el paisaje que presiento

más allá del jardín. Me sobrecoge
el guiño de la aurora en la ventana,
su mortecina luz en lejanía …

Y me acerco a tu cuerpo, que me acoge
con un abrazo suave … La mañana
comienza ya a escribir su sinfonía.




SI TE PRECEDO…
Si te precedo rumbo a lo infinito,
asómame hasta el mar en tu mirada
y llévame la luz a la varada
esquina de los sueños. Cuanto he escrito

derrámalo en el viento manuscrito,
cuando el atardecer, por la nevada
de gaviotas … Susúrrale a la almohada
alguno de mis versos, que, marchito,

se deshojó en el vaso del olvido.
Yo estaré en el paisaje de tu estío,
primavera otra vez, mientras asoma

el alba a la ventana y al dormido
arenal desemboca, en oro, el río
con que el cielo bendice a la mañana.




TE MIRO…
Te miro, sobre el tiempo, en la mañana,
vencida el alba, niña todavía,
asomada al jardín de la armonía
y bañada de luz, en la temprana

caricia por llegar … Y se engalana
de juventud la tierna sinfonía
con qué mi sueño mece todavía
la cuna de vivir. En la ventana

de mi vagón otoño; en mi paisaje
el oro en las choperas … Han venido
de nuevo, con su loca algarabía,

las gaviotas al borde del encaje …
Me sacan del recuerdo con su ruido
y agradezco al Señor tu compañía.




SU NOMBRE…

-Un recuerdo a Vicente Ferrer-


Su nombre…

Era un nombre
repetido en millares de labios
rezando a la esperanza,
cada día,
en la tierra ancestral de los santones,
las castas y el exótico paisaje.
Era acaso
el nombre paternal de aquel que allana
la tierra y la dispone
para sembrar en ella.
Era el nombre sencillo
de quien ,
y sólo por amor,
reconvirtió su senda y su paisaje
para buscar a Dios en la pobreza…

Su nombre…

Era el clarín para sacar del sueño
la conciencia dormida
y acunar entre nubes la orfandad de los niños
que, teñidos de sol, se multiplican
para iniciar viaje
hacia ninguna parte…

Acaso el Ganges le sirvió de guía
para encontrar,
lejana,
una parcela
donde inventarse un techo
y compartirlo
con millares de seres…

Su nombre…

Sonó como un mensaje,
misionero,
como un eco
que llevara noticia
de los desheredados
hacia los cuatro puntos cardinales.

Atrapado en la lumbre
misteriosa
de una tierra perdida en lejanía
quiso, Vicente,
sembrar cariño encima de la roca
y hacer caricia el áspero suburbio.

Sólo tomó billete de ida en el viaje…

Y un día,
cuando en Europa
moría la primavera,
le tomó Dios la mano y lo llevó a la luz.

Cuentan que los caminos polvorientos
de la India
se llenaron de tímidas pisadas
de harijans,
que iniciaron viaje
hacia Bathalapalli, donde quiso
hermanarse a la tierra,
para decirle adiós
y que el paisaje,
lejano,
de Andrha Pradesh
se cubrió con un sari,
de ocaso permanente…

19 de junio de 2009


PALABRAS PARA PRESENTAR EL LIBRO "APUNTES JUNTO AL MAR DE LA MEMORIA", en la Casa de la Cultura de Fuengirola, el 23 de octubre de 2013

ALEJANDRO GATÓN RUIZ (Poeta)


Cuando Antonio me propuso que le asistiera en la presentación de su nuevo libro, recibí la noticia con cierto sobresalto.

¿Qué podría decir yo que no se haya dicho antes, cuando ha publicado –según figura en la contraportada del libro- dieciséis títulos, quince de poesía y uno en prosa? 

¡Cuántas personas destacadas en el campo de la literatura, que han presentado sus obras anteriores, durante treinta y ocho años, han elogiado brillantemente sus valores literarios!

Conocí a Antonio precisamente aquí en Fuengirola, a través de una amiga común, también poeta,. Me fui asomando a su obra en distintos encuentros posteriores, en Fuengirola y en Las Lagunas de Ruidera, en varios años de un certamen literario que lleva precisamente su nombre, “Antonio Ruiz López de Lerma”

Pensé que si apenas podría yo aportar algo nuevo, al menos, 

Me sentaré a su mesa y a su lado
estaré para hacerle compañía.
 

Mirando al mar. Su pasión profunda. En su superficie opaca resbalarán otras miradas, pero no la suya. Tienen otra visión sus ojos. Más allá del ultravioleta y más acá del infrarrojo. Sabe que allí están sus versos, mecidos por sus olas, que van arribando a su playa, una tras otra, y estallan de gozo en la blonda de su espuma.

Doce, trece, catorce… con su sedal, los ensarta en su soneto.

Para él, el mar no es una masa informe que se desplaza a merced de cualquier viento, Para él, el mar es una fuente inagotable de inspiración profunda. 

Don Quijote vio en las toscas paletas de los molinos manchegos, fabulosos gigantes de espada y lanza, y arremetió, al instante, contra ellos.

Antonio sabe descubrir en los improntus del mar, exacerbadas pasiones de enamorado fogoso que una y otra vez acosa en su cortejo de espuma con la magia de sus versos.

“…y se desliza,
bajo el cristal la playa, seducida
por el violento amante, que la arropa
tras el amor, porque quedó dormida.” 

Conoce todas las rimas y conduce con soltura y maestría por las sendas de la rima y de la métrica y, en su paleta, sabe escoger el color que más conviene para vestir su verso. Sujetará con brío las riendas de los catorce versos del soneto, y otras, las dejará correr a campo abierto, abandona el asfalto y las exigencias del tráfico, para subir y espigar versos silvestres en el  monte, que el viento fecundó en la Primavera, libre de ataduras y de freno, allá donde el espárrago y la seta no entienden de caminos y de sendas, como dice preciosamente en su poema:

“que no se da al jilguero partitura
ni condición al verbo del poeta.”

Salvaje, abrupto, rebelde solitario, como dice Atahualpa Yupanqui 

“…como el león de la sierra,
vivo y muero en soledad.”

Dispone de un verdadero arsenal de imágenes y preciosas metáforas que visten sus ideas de un impresionante colorido sin perder claridad y transparencia. Parecen situarnos ante una pantalla de alta definición, sin hilvanes, puntadas ni pespuntes, en la que formamos parte de la escena y nos hace vibrar en sintonía con sus sentimientos.

Es su exquisita sensibilidad que eleva lo sencillo y humilde a la categoría de lo sublime. Corta sus trajes con tal maestría, que hace que la vida esté elegantemente vestida, conservando a la vez, la belleza de las formas de su anatomía desnuda.

“Y pienso, si se pudiera                                                 
sembrar de césped la bruma
y salpicar de amapolas
la arena… Sobre las olas
con una tinta de espuma
donde mojara la pluma
una mano enamorada…”

Si es interesante constatar la soltura con que se mueve en el intrincado y complejo terreno de la preceptiva literaria, yo destacaría que su poesía no es un traje de firma en un escaparate de lujo, sino un despertar del sentimiento que surge exquisito y vivo.  Es la vida misma y no un maniquí la que se viste de fiesta. Él sabe descubrir el aleteo de la vida que palpita en las cosas pequeñas, en esas situaciones que a otros les podrían parecer triviales y sin relieve alguno. 

El misterio de la vida que bulle en los baberos de la escuela infantil:

“Ellos eran tres ruidos chiquitines
apenas perceptibles que llegaban
cada mañana al mundo de la tiza.” 

El sentimiento que le despierta una vida que comienza. Apenas un tejido en que explota, en su carta a un bebé:

“Un soplo esperanzado de ternura,
una gota de carne en luz de auroras.”

Asiste al pulso que le echa la indigencia de un             mendigo a la magnificencia de la fachada de la catedral. No gana el pulso. Pero no se rinde. No se deja abatir y sigue con paso vacilante guardando un difícil equilibrio al caminar por la delgada línea del umbral de la pobreza, intentando vender unas flores y unos cardos entre los privilegiados que degustan una taza de café en los veladores de la plaza:

“Se pierde en la tristeza su mirada
casi oculta en el gris de la visera.”

Esa mirada tierna hacia la anciana sentada frente al mar, que le recordaría, sin duda el famoso soneto de Sagrario Torres que tan profunda huella le produjo. “Una anciana en recoletos: En el pico de un banco está sentada…” 

“Lleva la vida escrita por la frente,
sentada en soledad y bebe el día
en un vaso de olvido…”
 

En el poema “Treinta años después” en el que vive la experiencia de su despertar de abuelo: 

“y, como entonces, tengo entre la mía
el calor de una mano chiquitina
calentando mi tiempo con sus dedos…
No me llama papá, me llama abuelo.”

No pasa junto al mar. Está sentado. No en una piedra a la que la ocasión le atara. Se llevó su propia silla. Con premeditación. Y a su compañera, con su silla también. No están de paso. Quieren sentir que es el mismo zumo el que se alberga en sus dos mitades. Que, sin su otra mitad, su fruta no se encuentra protegida.. Que se podría evaporar su verso, o al menos, oxidarse a la intemperie.

Bromas de la fotografía. En segundo plano, rompe en espuma una ola del mar. Pero, si se la mira con ojos de primer plano, la cosa cambia sustancialmente. Ya no es una ola, sino ectoplasma espiritista,
                         saeta algodonada,
                         aspersor de riego que, brotando de la frente de Paquita, se amplía, se difunde y pulveriza su pensamiento y lo transmite, en telepatía, regando abundantemente la frente del poeta. Es una  corriente eléctrica. Es un pañuelo de seda que los unce al carro de la vida. A través de dicha silueta, blanca algodonosa pluma, hace de apuntador de escena que, en la concha de la playa, va dictándole al poeta

Apuntes junto al mar de la memoria.