lunes, 20 de octubre de 2008

Tierra adentro






















Tendrá la tarde sol de despedida


Habrá al final un hombre derrotado
con su alforja de afectos solamente.

Un hombre nada más. Tendrá en la mente

la mirada dormida en el pasado

y por el corazón una colmena,

que puso la entrañable compañera.

- Caricia, corazón, madre y cadena

de dulces eslabones, sementera

con que dorar los hijos sus espigas-


Tendrá la tarde sol de despedida

y acarrearán, pausadas, las hormigas

las últimas migajas de la vida.



La otra cara de aquella cigarra

Fue de canción su culpa, había nacido,
tejedora de notas estivales,
para llenar los campos de sonido.
Compañera del sol y los zarzales,
del brote del tomillo y de la espiga,
fue gota de verano. En madrigales
puso granos de miel por la fatiga.
Acompañó, juglar de mediodía,
el mecánico esfuerzo de la hormiga.
Y la leve semilla que ponía
murió sin germinar, entumecida,
cuando llegó el calor a su agonía.

Tomó a risa la fábula su herida
y le negó el quehacer hora por hora,
con ese odioso símil de medida
que destierra al que canta y no atesora.
Y aún se cuentan los años con monedas
a costa, tantas veces, del que llora



Carta en la noche a Mario

Mis brazos como lecho te reciben,
cansado de jugar, pequeño y suave,
cálidamente niño, florecilla
de pétalos vencidos por el sueño.
Y te siento dormido en mis arterias
cuando la luz se apaga, palpitante,
llevándome tus dedos chiquitines
a aquel mundo de antaño, de la mano,
a mis primeros juegos solitarios.
Mi vida borda en tí toda la plata
de mis sendas de luna, ya olvidadas,
que tus mágicos ojos resucitan.
Y el dormido paisaje se agiganta,
cobra vida mordiendo los rincones
que se llenan de sombras de juguetes.

Yo ya no me iré nunca, tu ocupaste
el hueco del sillón de mi recuerdo;
andarás por los dos cada vereda
cuando la noche en mí cante tu día.
Volverás por mis pasos con los tuyos.
Seré cuando camines, cuando llores,
cuando riegues tu huerto de recuerdos,
cuando lleno de amor, en sementeras
de acalorada miel, pongas tu grano.
Seré por tí, cuando la gente olvide
-como tributo al tiempo- mi existencia,
cuando el viento despierte los murmullos
de las hojas del árbol un verano,
acogido a la sombra poderosa
que yo no pude ver cuando lo puse
-solamente una rama entre la tierra-

No, ya no me iré nunca, mi palabra
estará con la brisa por tu frente.
Aquel pobre destello de mi vida
irisará en tus ojos cien caminos;
y mi polvo será luz en tus sienes.

Estaré en tu gemido, en tu sonrisa,
en tu recorte de alma por la madre,
en tus noches de insomnio, en tus defectos ...,
como el rumor está en el arroyuelo.

Pero ahora te me duermes en los brazos,
limpiamente ignorante, niño sólo,
con un mundo de ceras y carretas
y muñecos de plástico que animas
para inventar tus locas aventuras.
Y yo siento tu beso pegajoso
con toda su frescura en mi mejilla,
mientras el día se muere en la ventana
y la loca paloma de mi mente
vuela en el olivar de tu futuro.

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