lunes, 20 de octubre de 2008

Plaza de Mayo




















(I)
1985



Madrid...

-A muchos vientos de una plaza
mecida en la tristeza-

Mediodía de sol,
humos,
bullicio.

El autobús conjuga
un racimo de seres
en silencio,
desmiga en el asfalto
las distancias
y ronca
soledades de gran ciudad,
perdida
en el cuaderno nuevo del progreso.
Sólo una voz,
viajera,
loca,

-comenta alguien-

relata en un monólogo
la pena,
con acento de allá.

Madre dolida,
de mirada marchita,
repite
entre vocablos que son como un zumbido
una queja monótona.

-"Se lo llevaron..."

- dice;
y susurra su nombre
con cariño de miel.

Reclama
en alta voz
sin esperanza,
enajenada,

-piensan-

arrugando la breve cartulina
desgastada de besos....



(II)
1976-1977



La Plaza es una cuna
mordida por el hacha,
una diapositiva de cariño,
velada
por la lámpara hiriente
del interrogatorio.
Un recuerdo,
sangrante,
que las palomas nievan,
con mudedad,
al mundo de los ordenadores,
en copos de pañuelos.
Y es la tela una nana
de sollozos que llueven
y un bosque los letreros
donde el invierno puso
su silencio,
en escarchas
para robar el sueño de los ojos cansados,
ante la indiferencia.

-Duérmete, hijo del tiempo
que la opresión te escucha.
No pienses en voz alta.
Razonar es delito,
lo fue desde que el hombre
quiso el poder ...
Calla ...
Si sufres serás bueno,
premiado,
ejemplo ...
No confíes en colores,
la ambición los destiñe.
Duérmete.
Si despiertas
vendrán los uniformes ...
Los uniformes
que nuestra tierra paga
para que nos protejan.
Los uniformes
que han colocado a Dios
en su bandera,
bendecidos.
Los uniformes
que nos arrebataron
ese trozo de cielo
que nos alimentaba
en la soledad.-

Cada fotografía
tiene sobre la pátina de los años
la seda de un olor de pañales
y un breve balbuceo
de bálsamo ...

Cada fotografía
guarda el eco acunado
de los primeros años,
cuando la madre resumía su sombra
en una cala íntima
protectora de furia
de las aguas salvajes
en la calle estrenada ...

Cada fotografía
lleva el beso en la frente
-paloma de esperanza-
la fecha en que se abrieron las puertas del trabajo ...
Y las noches sin sueño,
cuando la aborrecida mensajera del frío
le rondaba la cama.
Y la ropa planchada,
cuando la carne henchía
de primavera el riego
y dejaba la casa
para beber las noches
en regazos de plumas ...

Cada fotografía
es un credo de vida
que se dispara
desesperadamente
al azul de los cielos,
implorante,
perdido ...

...................................

Los ecos desmadejan
por la Plaza
el quejido de la Naturaleza,
herida.
Es la historia que muere,
torturada,
en el tiempo;
migando sus ancestros
de flores libertarias.
Es la tierra que suda
el sufrimiento impuesto
sobre el olor a origen
de los Pueblos pasados
y los bélicos sones de las Razas,
dormidas,
gravitando en las cuentas de la arena infinita
que acuna el mar eterno
de libertad ...

Maternal Argentina
de azucenas de plata
florecidas
al paso de los amaneceres ...
Maternal Argentina,
heredera del viento
de Matacos,
Chorotes,
Charúas,
Araucanos,
Pulches,
Onas,
Diaguitas ...
cristalizando el polen
antes que la armadura
impusiera su norma
y parcelara
el verde de las tierras

-Llegaron de la niebla
de la leyenda,
altivos,
para meter la noche
en un arca importada
y tallar las hogueras
con modelos remotos-

Maternal Argentina
de las pampas de grano,
receptora de sombras,
en caliente sollozo
que reclama a los hijos del calor sometido,
ahogada en su congoja
sin obtener respuesta;
¿hasta cuando la sangre florecerá en ausencias,
con cansancios
de lejanías eternas
en palomas de cal,
sin levantar la pira
donde los sacrificios
purifiquen el aire
e inmolen a los cielos la semilla maldita
de los uniformados
cainitas intocables ...?



(III)
1996



... Un corazón de hielo
derramó
como hiel
en torrente
un río de luto al paso de los años:

Las órdenes,
el dictamen de plomo
de cuantos creen su frente
signada por el dedo de magia del destino,
de los que creen

-salidos de un infierno
inexplicable_

que el cielo es pertenencia,
heredada,
de unas clases preclaras.
Ladrones
de la maternidad impuesta;
secuestradores
de los hijos,
inocentes hinojos, que el odio

-no el amor-

hizo nacer
al cabo
de un tiempo de injusticia
y hoy reclaman
las damas de las blancas
gaviotas de pañuelos,
a las que el tiempo les dobló el tejido
de su pérdida
loca,
incomprensible,
sin medida ...

..........................

Se fueron sin amor,
sin un roce de labios, maternal, en la frente,
sin una mano impuesta

-con el calor del alma-

enlazando sus dedos.

-Sólo el mar,
el mar
inmenso
eterno,
inabarcable,
como una lágrima
que Dios dejó caer ...-

El mar les dio el arrullo,
la caricia,
la seda.

El mar les abrió el lecho
de nacarado seno,
los arropó con algas
y sábanas azules con encajes de espuma.
Acunó el sueño eterno
de sus ojos cerrados,
con ocultos sonidos de enormes caracolas.
porque el mar,
zafiro inabarcable,
multiplicó por cifras de amor su desventura,
hizo galas de luz
para vestirse
un manto de agua nueva
y recibirlos,
desterrados proscritos,
sin siquiera el adiós
de algún pañuelo
que agitara la brisa;
sin más bagaje
que la carne marchita
que les sirvió de andamio
para ejercer su oficio de vivir;
para hollar los caminos,
pensar,
besar en mieles;
deshacerse en nevadas de piel estremecida
en susurros nocturnos;
hablar,
acalorando
su alrededor en llamas
de nerviosas ideas;
sufrir,
sudar el premio de su salario;
desgastarse los ojos en páginas
huidizas;
frente a los paraninfos;
cubrir el papel virginal
de mensajes,
con la idea inamovible
de encalar el mañana ...

Sin más bagaje
que la carne...



-La idea huyó como el humo
sin que la garra obscura
la pudiera apresar,
para sembrarse
como semilla
tenue
esparcida a los vientos,
en otras carnes
abiertas al amor,
aún debajo
de las suelas castrenses
y el roce hiriente del acero impuesto,
porque ...,
¿quién pone freno
a la impetuosa libertad de un río ...?


El mar les dio el asilo
para siempre,
en sus pliegues.
Y celebró por ellos exequias
de agua,
en esmeralda limpia.


Acaso hasta cubrió su superficie
con un vaho gris,
después de la acogida.
Un vaho de pensamientos,
eternos,
como un enjambre
de marioposas
que puso velo al agua
y que algún navegante,
en su ignorancia
de la maldad que impuso el holocausto,
acaso creyó niebla.


1 comentario:

tartucas dijo...

Este poema sostiene ingrávido toda la dulzura del recuerdo de lo más deleznable con la miel de quien conserva los labios, la cara, la frente, aun mojados por otros labios. Los desaparecidos.
Los versos más enriquecedores de mis últimos años se encuentran derramados al final del poema.
Sé que este poema no hubiera sido posible sin la cooperación desde lo que ELLA llama "su nada" de Paquita.
Por eso escribo estos versos para ella.


TUS OJOS

Hay una espesa lava quemadora.
Un secreto que dice adiós al sueño.
La fuerza de su miel te hace pequeño.
…Y una risa feroz, provocadora.

Hay música que sube, trepadora
y voces que silencian el empeño.
Su rayo transparente frunce el ceño
y su luz se te clava cegadora.

Hay misterio. Hay sol y sombra oscura
y un toque casi frío de frescura
como el río que baña los hinojos.

Ternura que desarma al atrevido
dejándolo desnudo y aterido
cuando miran los suyos a sus ojos.